Por lo general, una novela sólo
de comedia no tiene mucho éxito ni mucho impacto, como lo sería si no lo fuera,
pero tuviera pizcas de humor. Un claro ejemplo de lo que digo son los
fanfiction, los cuales, al parodiar una historia seria o con una trama no tan
humorística, avivan el deseo de lectura de las personas por el deseo de saber
qué ocurrencias dirá un personaje que en la original versión era demasiado
agrio para ser cierto.
Está claro que si deseas hacer una novela de humor, este
no es el género que debe dominar, si quieres lograr tu objetivo:
EJ:
“Drama, terror, comedia”;
“Romance, drama, comedia”; “aventura, suspenso, comedia, fantasía”
Date cuenta que el humor o la sátira
no van en primer lugar porque de esta manera es mucho más fácil lograr una risa
de tu lector, aun cuando lograr esto no es muy frecuente.
Para abrir una escena o un
momento de humor en tu novela, son empleados ciertos estilos y recursos, como
lo son el uso del sarcasmo, la ironía y la sátira. Pero no existe una regla
literaria para escribir en este tipo de género.
También se puede recurrir a un
personaje que sea el humor personificado; aquel que sea el “ridículo” de la novela. El “gracioso” del grupo. El
“ocurrente”.
Por lo normal, un personaje así
aparece en una novela, no importa el género literario que sea, para desestresar
un poco las tramas con demasiado conflicto serio o una trama que amerita un
carácter rígido por parte del protagónico.
En la comedia que describen los
griegos, el origen está en la tragedia, en donde este se ve desde un punto de
vista cómico, y en donde los defectos más comunes del ser humano se ven desde
el punto humorístico. De ahí el origen del género satírico, el cual se encarga
de burlarse de esos mismos defectos, ridiculizándolos por completo (sus armas
son la ironía, el sarcasmo y la burla).
“El defecto y la tragedia son los mejores amigos de la
comedia”
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